LEYENDAS DE PEÑÍSCOLA.
LA LEYENDA DE LA FUENTE DE SANGRE.
“Ocurrió entre finales del siglo XVII y principios del XVIII, cuando Peñíscola estaba al mando de Sancho de Echevarría y Orcolaga. Todo comenzó con una serie de hurtos en comercios y viviendas, tan frecuentes que los propios vecinos del municipio se encargaron de desenmascarar y capturar al insaciable maleante.
Pero este, ágil y astuto, no tardó en zafarse de sus captores, y se refugió en un lugar que tan sólo él y su madre conocían. Se trataba de una recóndita caverna situada en el interior de la sierra de Irta, donde habían acordado encontrarse en caso de que descubrieran que el joven era el responsable de los continuos robos.
Allí permaneció durante varias semanas, pues pesaba sobre él una orden de búsqueda y captura firmada por el propio Echevarría. Su arriesgada madre le visitaba cada semana y le llevaba el sustento necesario para sobrevivir. No le faltaba agua, pues en la cueva había un pozo que jamás se secaba.
Pero a medida que pasaban las semanas, la larga caminata hasta la caverna se hacía cada vez más tediosa para la madre y, además, el frío se comenzaba a notar en la región. Comprendieron ambos que de algún modo tenían que regresar al abrigo del hogar, a Peñíscola.
Tal estratagema se le ocurrió a la madre, tras encontrar una cuchara de madera en el lavadero de la villa. Sin esperar al día acordado, se dirigió a la cueva para mostrar el objeto a su hijo quien, asombrado, preguntó que dónde la había encontrado, pues era su cuchara y se le había caído, el día anterior, al pozo natural.
La mujer, quien sabía que era su cuchara, contó al joven que aquel pozo se debía comunicar con las fuentes de Peñíscola, y que podrían aprovechar tal circunstancia para su beneficio. Alentó a su hijo a recoger grandes cantidades de tierra para posteriormente verterla, poco a poco, en el pozo. El curso del agua haría el resto.
hola
ResponderEliminar